lunes, 17 de julio de 2017

¿A dónde irá ISIS luego de ser expulsado de Mosul?

El califato declarado desde un púlpito en Mosul hace tres años está destrozado, y lo que queda de las fuerzas de Abu Bakr al-Baghadadi ha sido expulsada al desierto y más allá. 

Luego de nueve meses de combate, las Fuerzas de Seguridad Iraquíes llegaron a ambas orillas del río Tigris en Mosul, y el primer ministro de Iraq Haider al-Abadi celebró la victoria sobre ISIS en la segunda ciudad más grande del país.

Bombardeos aéreos implacables contra las fuentes de ganancias de ISIS —especialmente el petróleo— y contra su liderazgo han debilitado dramáticamente la habilidad del grupo de sostener y organizar a sus combatientes.

Pero ISIS se preparó para este día. Comenzó a fortificar a Mosul para el inevitable ataque de las fuerzas iraquíes tan pronto como tomó la ciudad en junio de 2014. Se volvió un movimiento clandestino, organizado en células a través de las partes sunitas de Iraq, y tratará de volver a la vida como tal.

Funcionarios estadounidenses dicen que figuras de alto rango del movimiento han ido al campo en el valle del Eufrates alrededor de la ciudad de Deir Ezzor en el oeste de Siria, el último lugar donde el grupo es prominente.

La lucha continúa 

Antes de que muriera por el ataque de un drone el año pasado, el portavoz de ISIS Abu Mohammed al-Adnani dijo que los posibles contratiempos en Mosul y Raqqa no significarían el fin del grupo: “No: la derrota es perder la voluntad y el deseo de luchar”, dijo.

Aunque el territorio del grupo se ha reducido y toda su burocracia ha colapsado, su ideología continúa. La gran mayoría de aquellos que han experimentado el dominio de ISIS, no tienen apelación, solo recuerdos de terror y privaciones. Pero para algunos suníes, tanto en Iraq como en Siria, para quienes los odiados chiítas (los Safavid) y los “cruzados” son enemigos existenciales, la lucha debe continuar.

Desde su inicio, ISIS se ha preparado para el “Día Después” del califato. Su grito de batalla ha sido durante mucho tiempo “Baqiya wa tatamaddad” o “permanecer y expandir”. Pero la batalla siempre ha sido vista en términos milenarios.

Hay un dicho del profeta usualmente citado por las ideologías y seguidores de ISIS: “Una banda victoriosa de guerreros de mis seguidores continuará luchando por la verdad. Aunque sean desterrados y abandonados, estarán en las puertas de Jerusalén y sus alrededores, estarán a las puertas de Damasco y sus alrededores…”.


Aunque su expansión puede tomar generaciones, el liderazgo del grupo está preparado para un Estado Islámico sin Estado “aunque sean desterrados y abandonados”.

ISIS ha sembrado raíces profundas en las partes suníes de Iraq (muchas menos en Siria donde muchos yihadistas los ven como intrusos). Durante la década pasada, el grupo desarrolló redes capacitadas para recaudar dinero, obtener armas y organizar redes clandestinas a través de una amplia franja de Irak: desde Siria en el este hasta Rutbah cerca de la frontera jordana.

El patrón de los recientes ataques aéreos sugiere que ISIS continuará aunque de una manera más localizada y básica, en lugares como Falluhan y Baiji. Ha demostrado en varias oportunidades que puede penetrar la seguridad en Baghdad para detonar devastadores carros bomba.

Mientras la fortuna de ISIS cae, algunos militantes tratarán de cambiar su lealtad a otros grupos. En Siria, esos otros grupos incluyen la exafiliada de al-Qaeda Jabhat Fateh Al-Sham. Pero hay una larga historia de resentimiento entre los dos grupos, que tuvo una caída amarga y pública hace tres años. Pocos de lo que queda de la jerarquía de ISIS contemplarían tal movimiento.

Incluso, el declive de ISIS es una oportunidad para al-Qaeda en Irak, Siria y más allá. El experto en terrorismo Bruce Hoffman sugiere que algunos militantes verán a al-Qaeda como la única opción para continuar con su lucha. ISIS remonta sus orígenes a una franquicia de Al Qaeda en Irak (AQI).

Es extraordinariamente difícil estimar cuántos luchadores extranjeros quedan en la región, pero luego de las pérdidas sostenidas en Mosul, Raqqa y alrededor de Palmira en Siria sugerirían que es mucho menos de los 15.000 que estimaban la coalición a finales de 2016.

Y la posibilidad más preocupante para Occidente es que a estos combatientes extranjeros se les haga difícil la supervivencia en Iraq y en Siria después del califato y puedan volver a casa para llevar a cabo ataques de estilo lobo solitario, así como reclutar nuevos miembros y revivir las redes subterráneas.

Y aunque la bandera de ISIS fue derribada en Raqqa, Mosul e intermedios, su habilidad de infligir terror, aprovechar espacios no gobernados y explotar el odio étnico y sectario, está lejos de ser extinguida.

Fuente: http://cnnespanol.cnn.com

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